lunes, 7 de febrero de 2011

Estados de ánimo


Llevo unos días oscilante, a veces pienso que el mundo es una mierda y otras veces me encanta y doy las gracias por lo que tengo. Estos cambios de ánimo vienen provocados por el fruto de mis nervios, mi cansancio, mi hartura por decirlo así de estudiar y mis ganas de ir de fiesta para por lo menos liberar tensión. Estoy en proceso de apuntarme a aerobic y estoy realmente entusiasmada porque me viene bien para liberar estrés...

Hecho este inciso quiero decir que me han llamado para tomar café, que me llamó mi ex- lo que sea profesor y bueno. Como es lógico dije que no porque tengo que estudiar, aún me quedan dos exámenes y no quiero más distracciones que el red bull. Me da miedo, debo reconocerlo que realmente no quiero quedar porque me da miedo ver que tiene un motivo, una excusa, una explicación y que sea convincente. Porque yo después de aquello desarrollé ciertas teorías.

Cuando una persona te hace daño y te da motivos para que la odies pues lo haces, a lo mejor no tienes motivos pero lo haces porque te resulta más fácil odiarlo que enfrentarte a la realidad de lo que no pudo ser. Y es que cuando nos sentimos heridos si está en nuestra mano culpar a los demás lo haremos sin dudarlo. Yo lo he culpado durante años y ahora realmente no me interesa saber que tiene una explicación y quedar como que saqué las cosas de contexto, verme ridícula por haber pensado lo peor de las otras personas.

Esa asociación es automática, por ejemplo cuando quedamos con una amiga y ésta no aparece, no da señales de vida, estás cabreada y tienes ganas de matarla, llegas a casa, pasan dos horas y te llama diciendo que su madre ha muerto, nos quedamos fatal, porque nos fuimos a lo más fácil a pensar mal de ella, nos fuimos a que la culpa la tenía ella.

Muchas veces y esto es tan real y tan cierto como que las nubes son blancas nos hacemos una idea de algo y no la cambiamos a no ser que pasen estas cosas, entonces cuando pasan nos sentimos mal pero hemos pensado lo peor. Confundimos la velocidad con el tocino y es de todos sabido que esto está mal, pero lo hacemos sin pensarlo ni dudarlo.

Yo lo odio, lo odié y seguramente lo odiaré me de la respuesta que me de, entonces porqué quedar con el y averiguar que no puedo odiarlo? porqué arriesgarme a arrepentirme de la idea que creé en mi cabeza.
Ojalá esos pensamientos se pudieran eliminar o suspender a nuestra voluntad, ojalá no nos precipitáramos tanto a la hora de emitir juicios y tachar de pecadores a todos los demás. Digo esto pero no me aplico el cuento, si quedo con el, me lo explica ya os diré si mis juicios eran en vano.

Me gusta quedarme con esta frase, no somos jueces, somos testigos deseando tener un mazo para poder llamar culpable a la persona que nos da un simple motivo.

7 comentarios:

Camomila dijo...

puedo preguntar que pasó??

Anónimo dijo...

Siempre que un hombre me ha dado una explicación, he pensando "vaya! y yo lo juzgué mal..."
para con el paso del tiempo, descubrir que esa explicación era una MENTIRA!!!

Jamás te fies de una explicación... aunque sea justificable, te hizo daño y solo por eso puedes odiarlo si quieres.


Queda con él si te apetece, no te quedes sin descubrir las cosas... y si no te apetece, pues al peo! jaja

Besitos!!!

teologiadeS dijo...

Gracias Mónica!

Camomila lo que pasó está en la entrada anterior.

Un saludo.

Camomila dijo...

ya la leí teologidades pero tengo la duda si pasó algo entre vosotros

CreatiBea dijo...

Creo que solo se puede quedar con los "ex" cuando ya no hay sentimientos (ni de odio, ni de amor), sino estás perdida.

Besetes!!!

teologiadeS dijo...

Camomila: si que pasaron cosas.

Gracias!

Camomila dijo...

Pues en mi opinión creo que debes hacer lo que te apetezca sin pensar en nada más.

¿Te apetece verle? pues queda con él sin pensar que pasará cuando os veais.

La vida me ha enseñado que cuando pienso tanto en una cosa e intento planear cada uno de mis pasos, en el momento las cosas no salen tal cual las había pensado.

Esta vida solo la vas a vivir una vez y creo que debes arrepentirte de aquello que no hiciste, no de lo que hiciste.

Piensatelo.