domingo, 10 de julio de 2011

Jazmin en mi jardín


Olor a jazmín, una cálida mañana que despiertas, coges tus bártulos como de costumbre y pones marcha a la playa, recoges a tus amigos que como siempre se andan quejando de que no salimos, de verás el atasco que vamos a pillar, etc. Por ese entonces mi mundo vuela, el camino me parece feliz, relajante, instructivo, bajar la ventana y oler el mar, oler el sol, la calidez en la cara que los rayos de sol te ofrecen con forme comienza a llegar el zenit del día.

Descargar el coche y lo que parecía ser todas las semanas anteriores un costoso y amargante momento pasa a ser algo novedoso, no me doy cuenta de nada, bajo las cosas, caminamos por la playa buscando un sitio. Establezco toalla y sombrillas y me siento.

Tocar la arena con los pies, la arena que cada segundo que pasa que un poco más que el segundo anterior me produce una sensación de paz, tranquilidad y calor agradable que recorre todo mi cuerpo y sigo el camino.

Tocar las piedras de la orilla no me parece tan horrible como siempre, el agua que pese a muchos dirán que estaba congelada, para mi era una sensación que denotaba mayor tranquilidad si cabe. Ver unos peces nadando y saltando en la superficie me deja ver que todos piensan que en el mar solo hay peces que nadan de un lado a otro.
Es así pero además hay una infinidad de vida ahí abajo, cada pez hace su vida independientemente de si le observas o no. Ver el mar, su inmensidad y ver que a su lado pareces una pequeña hormiga recolectora no tiene precio.

Nada importa ya, ni los gritos, ni los atascos, ni el bullicio no me habían importado pero ahora lo hacía menos.

Volver a casa podría haber sido peor incluso pero todo lo contrario, me encontraba en una especie de burbuja de paz, en una especie de mundo en el que me consideraba insignificante a la grandeza de la naturaleza que sigue su ritmo desaforado sin tener en cuenta al resto.
Una sensación que me dejaba más paz incluso que con la que me había despertado.
En el patio de mi casa disfrutando de la noche estrellada, donde comienza  a caer el rocío de la noche sobre mi cuerpo, donde pasando el tiempo digamos que me da hasta frío de la noche y allí sentada en aquella tumbona de plástico dónde el olor a jazmín me trae de nuevo al comienzo. Un olor y millones de sensaciones que inundan mi cuerpo.

El amor es lo que cambia nuestra perspectiva de ver las cosas de un día para otro, el amor es el que nos deja sensaciones de lentitud, rapidez, calma, alegría y confianza. El que nos hace ver que todo se puede disfrutar y que a todo se le puede sacar el lado bueno.

5 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Olor a jazmín, noches de sueño

palabras dulces ♥ dijo...

El amor sin duda es el motor de la vida, el oxígeno de nuestros pulmones...
Muy buena entrada, preciosa.
¡Un beso!

AdP dijo...

Sí, es como si te quitaran una venda de los ojos, unos tapones de los oídos, una capa de piel muerta, una pinza de la nariz... ¡Danzad, hormonas, danzad!

Saludos.

Anónimo dijo...

Que bonita entrada!

Estoy totalmente de acuerdo contigo, el amor es lo que nos hace ver el lado positivo de las cosas!

Besitos!!!

Anónimo dijo...

Y todo lo contrario.

Pero bueno, nunca es tarde si la pi... es buena, y todo dura mientras dura dura.


Saludo, uno; solamente.



[este post no tenía que haberlo comentado; aunque... todavía estoy a tiempo]

Puta insensatez...