miércoles, 23 de marzo de 2011

Una cama demasiado grande...



No hay nada que pueda soliviantar tu dolor, no hay nada que puedas decir para que me de cuenta del daño que sufrí. No hay nada. 
Palabras que tienes y cargas en escopetas pero que a mi no me sirven de nada. 

Descansando me quedé cuando te fuiste porque te supe amargo, triste, frío y débil. 
Las horas no eran como para desperdiciarlas, pero lo decidiste así, quién soy yo para juzgarte, quién para decir lo que debes hacer?

De qué me sirve lo que tengo si de nada me sirve ya? 
Fructífero fue el placer, fructífera fue la charla, demasiado dolor para tan pocas palabras, demasiadas lágrimas para tantos gestos.

Tus tristes ojos denotaban amor, distaba de la realidad pero se sumían en la incerteza. 
El alma más pura te hubiera reconocido pero el más sucio te invita a tomar copas con el.

Qué decir que no nos hayamos dicho ya? Qué pensar que no hayamos pensado ya?
El silencio ahora me pertenece y de mi depende merecerle.   

2 comentarios:

Rolando dijo...

Excelente! Me gusto!! Es mas me gustan todos..♥

Pilar Abalorios dijo...

el silencio me pertenece y es un arma poderosa.

Un saludo