jueves, 16 de diciembre de 2010

Lo que no vemos.



Porque simplemente de una pequeña cosa no podemos imaginar ni percibir todo lo que esconde, porque simplemente de una persona no podemos imaginar lo que guarda en su interior. Las apariencias engañan y si te paras, esperas con paciencia y dedicas tu tiempo a mirar sin cesar termina descubriendo que en esta vida hay más razones por las que indagar en el lado misterioso que razones porque las que seguir descubriendo lo ya descubierto. 

Las paredes de cristal, el mar por encima pero no por debajo, la entera disposición de pararte a esperar está ahí pero muchos somos los que andamos con prisas, los que queremos que nos lo den todo hecho y con eso no somos personas de espera, somos personas de comenzar los libros por el final, de ver las películas que ya sabemos como terminarán, somos muchos los que nos conformamos con que creemos en lo que vemos. 

Pero lo que no vemos en muchos casos está ahí, delante de nosotros y por la mera prisa denegamos la espera. Al hacer las cosas con prisa no se disfruta, no se alcanza la belleza, el elogio de la lentitud. 

Tuve un maestro que me decía:" no por terminar antes haces las cosas mejor"

Es tan cierta esa frase que me da miedo. Ahora me doy cuenta con 20 años que las prisas no son buenas, que el querer llegar rápido a los sitios, que el no observar bien las cosas de nuestro alrededor nos hace perdernos inmensidades como la de la foto.

No nos percatamos hasta que queremos hacerlo que las cosas todas esconden su parte de mecánica, su parte de belleza, de lentitud, de esmero. Quién diría que debajo de un trozo de hielo se escondería otro más enorme. Todos sabemos que la base siempre debe ser sólida y mayor, pero acaso alguno ha visto esa base de la que hablo?

Con las personas, nos guiamos por el exterior por las prisas y no es bueno, pero hasta que no tenemos tiempo para pararnos a charlar con ellas no descubrimos lo que realmente son. Todos venimos envueltos, todos somos bombones de navidad, nunca mejor dicho, esperados a ser abiertos. Todos queremos que nos toque el mejor bombón pero con las prisas siempre cogemos el primero que vemos. De ahí que luego vengan las indigestiones. 

La imagen es simplemente maravillosa, la imagen defiende a capa y espada que la fragilidad, la lentitud y el detenimiento debe premiarse.

Ella recostada sobre sus piernas, él mirando al horizonte. El tiempo se detuvo porque ellos quisieron detenerlo. El beso que duró una eternidad los llevó al mismísimo cielo para bajar tras haber probado un bocado de nubes y sobrevivir a aquello. No tiene precio. 
Apartó un mechón de sus pelos de su ojo y ella pudo admirar la belleza del amanecer. 


3 comentarios:

.A dijo...

yo admire su belleza..
la de su mirada..

Pilar Abalorios dijo...

A veces es dificil no subirse al tren, nos asusta que sea el último.

Agus Simeone dijo...

me encantó, realmente vale la pena leerte, y no hay mejor imagen que la que pusiste para describir el texto.
Muchas gracias por pasar
saludos :D