martes, 9 de noviembre de 2010

Es así.

-No tengo dinero, no tengo trabajo, estoy en medio de un divorcio pero soy feliz y te diré porqué. 

23 años han sido los que he necesitado para despertar, 23 años han sido los que me ha dado la vida, el castigo o el regalo que he obtenido de algo que no era buscado, sino premeditado. 

Aquella noche entre ti, entre tu cuerpo, tus caricias, tus mieles, tus sabores, tus olores, aquella noche creo que volví a saber lo que era la vida, volviste a despertar en mi el morbo de lo prohibido, lo real, lo imaginario, la locura y la pasión que se daban cita para ver una película. Supongo que aquella fue la locura de la que nunca me arrepentiré, supongo que aquel día en tu imaginación era una que luego terminó siendo otra. Me convertiste. Droga dura directa al corazón. Tardaron segundos en ponerse todos los pelos de mi cuerpo firmes para alzarse al amor, a la locura, al deseo, a la más tórridas y escalofriantes de los sentimientos que se acompasan al igual que en el sexo. 

No paré, pensé que podía llevar las dos vidas a la vez, pensé que podía ser una buena madre y también buena amante, pero todo me superaba porque cada segundo que volvíamos a tener una pasión, una locura y unos sentimientos enormes en común no quería vivir más en una mentira. Tú estabas dispuesto a estar por mi, a esperarme y a vivir conmigo. Los dos habíamos tardado mucho tiempo en encontrarnos, acordamos y pensamos que había sido así por culpa del destino que alguien nos jugó una mala pasada y que no nos encontramos cuando debíamos haberlo hecho antes de llegar a esto. Nunca es tarde si la dicha es buena. Pensaba decirlo, pensaba sentarme con mi pareja, hablar con él y decirle que había encontrado una razón para vivir después de todo. 

Pero no lo hice, no dije la verdad, me pillaron e hice las cosas mal. No me arrepiento y sabía que tarde o temprano me explotaría en la cara. Quería sentirme viva, mi pareja me besaba, me tocaba y no sentía nada, solo era cariño y lo he querido, lo he amado mucho pero me he dado cuenta de con quién quiero sentirme viva, de quién me hace sentir viva. Puede que no dure, pero ahora mismo solo quiero estar entre tus besos, entre tus brazos, en tu casa dormir y despertarme contigo. Quiero olvidar todo lo que sea un problema para amarte. 

Te volvía a amar como si fuera una adolescente llena de hormonas, de juventud y de ganas de conocer el cuerpo humano y eso que había perdido toda esperanza. Te amé con mi sabiduría y experiencia pero también con las hormonas de una mujer algo loca. Mereció la pena. 

Algunas historias tienen finales felices, pero otras son todo lo contrario de lo esperado, contado, soñado o deseado. 

Y porqué? Miedo a perder algo seguro, miedo a que lo que supuestamente nos hará felices se desvanezca al siguiente día. 

3 comentarios:

galmar dijo...

Uauuu! Te he leído y ha comenzado a llover:))) me encanta escuchar la lluvia:))) muchísimas gracias por tu comentario, que me ha traído hasta la orilla-inmensidad de tus letras:) un biquiño muuy grandeee :))) y boas noites:)))

Abbie dijo...

Me alegro de que ahora seas realmente feliz. Y ojalá esa felicidad te dure siempre.
Un saludo.

Pilar Abalorios dijo...

Quizás es preciso pasar por determinados caminos para llegar al destino que nos aguarda desde siempre.

Quizás simplemente nos convenzemos de la elevada calidad de un nuevo amor, para así poder perdonarnos la tracición al antiguo.

Quizás...