lunes, 17 de mayo de 2010

Ella



Ella me tiene loco, despierta cosas en mi que jamás pensé que existieran.

La conocí en verano. Nuestras familias veraneaban en el mismo lugar. Teníamos 4 años la primera vez que nos vimos. Me dijeron mis padres que fuera educado que no hiciera nada malo y me comportara.
Llevaba dos coletas y le tiré del pelo, ella gritó y como consecuencia me quedé una semana sin poder bajar a la piscina ni visitar la playa, por supuesto me tuve que disculpar con ella porque los niños buenos no hacen eso. Desde aquel entonces la odié, me dije a mi mismo que jamás volvería a hablar con ella porque por su culpa me castigaron y me quedé sin mi ansiado verano. Cuando eres un niño y te quitan el verano, esa época del año que tanto ansías, odias, matarías por ella.

Pasaron los años y seguíamos acudiendo al mismo lugar año tras año con los mismo vecinos a veranear. Cuando cumplí 17 años no quise ir porque me sentía mayor, era mayor y tenía ganas de quedarme en casa, en la ciudad saliendo de juerga y fiesta todas las noches del verano, conociendo chicas, besando a todas las que pudiera, ligando. Hacía 3 meses que me habían quitado los brakets y que había empezado a ir al gimnasio.
Celebré mi cumpleaños, me tiré un mes entero estando de fiesta y no hacías más que estar con los amigos e ir a la piscina a coger color. Me eché un par de novias con las que estuve unas semanas y tenía amigas con derechos.

El año siguiente fue distinto me obligaron a ir porque sería el último ya que vendíamos el piso de la playa. Cuando llegué como todos los años, puesto que ya era un ritual, dejábamos las maletas, nos peleábamos mi hermano pequeño y yo por la litera de arriba, lo cual terminaba solucionándose con una colleja que le propinaba, el se quejaba a mi madre y terminaba dándome la razón e íbamos a ver a los amigos de mis padres. La vería a ella después de 2 años sin saber de ella, tenía un vago recuerdo de ella pues la última vez que la vi llevaba aparatos y tenía granos por toda la cara. Ella es un año menor que yo. Yo acababa de cumplir 18 me sentía libre, mayor de edad y no me apetecía bajo ningún concepto pasar las vacaciones en unos apartamentos con mi familia.

Y la veo. Crucé la puerta de los vecinos y allí está ella. Mágica, brilla una luz a su alrededor, tiene unos ojos rasgados y ojivales preciosos de color verde en los que nunca antes reparé. Tiene un largo cabello castaño claro y ondulado el cual estaba adornado con unas cintas del pelo de color rojo a conjunto con su camiseta, una nariz pequeñita y resultona. Unos labios gruesos y tiernos pintados con carmín rosa. Ahí está ella, de pie, con una mirada angelical.
Me enamoré en el instante que bajaba mi mirada y reparé en su pecho, en su cintura, en sus uñas, en su altura. 1'69 cm de pureza, de sabiduría, con 17 años, por dios, está preciosa. No me cabe en la mente cómo pudo cambiar tanto en dos años cómo me perdí dos años. En un segundo, por mi mente pasaron todos los recuerdos que tenía de ella.

Me saludó tímida con algunas reticencias. Se acercaba hacia mi y en ese momento deseaba con unas terribles ganas y con un calor enorme en mi cuerpo tocarla, besarla, abrazarla, quería quitarle la ropa y hacerla parte de mí allí mismo. En cuanto me dio una colleja desperté de todas mis conjeturas y sueños. Me dijo que me la debía. Ella siempre fue una niña introvertida y tímida. Creo que en cuanto cumplió los 17 se olvidó de todo aquello.

Empezamos a hablar todos los días, a ir a la piscina reuniéndonos con nuestros amigos, íbamos a la playa, salíamos todas las noches al paseo marítimo. Estaba absorbido por ella, siempre estaba con ella en cualquier momento.

Y llegó nuestro primer beso y nuestra primera vez. Soñé con ello desde el primer día que la vi. Estaba en el cine con ella teníamos las manos cogidas y cuando salimos del cine me dijo que se había olvidado el bolso, como un perfecto caballero, fui a por su bolso. Yo estaba encantado era feliz solo con mirarla, con cogerle la mano estaba en un éxtasis, en una nube con mariposas en el estomago constantemente. Me dio las gracias se inclinó hacia mi y me besó, recuerdo su olor, recuerdo sus labios húmedos con sabor a palomitas dulces. Cuando me miró yo seguía todavía con la boquita de piñón, sonrió le parecí gracioso. Jamás pensé que una mujer, una chica me pudiera hacer parecer tan tonto, tan frágil y tan absurdo. Estaba en el cielo, la amaba, quería pasar con ella el resto de mi vida.

Sin darme cuenta se nos pasó el verano volando ella debía volver a su ciudad a estudiar y yo debía volver a la mía compartimos los messengers, teléfonos, tuentis, etc. para seguir en contacto porque quería seguir en contacto con ella.

Ahora estoy aquí sumergido en mi pena. Al año siguiente ansiaba verla en el apartamento de verano el cual hice que mis padres retrasaran la venta porque debía estar con ella, verla, tocarla, amarla.

Y cuando llegué, vi a sus padres que estaban recogiendo las cosas. Ella había llegado dos semanas antes, estaba sin internet, yo estaba de exámenes y dijimos que nos veríamos dónde siempre.
Allí terminó todo. Sus padres me miraron y me dijeron que hacía una semana que había muerto por culpa de uno de nuestros amigos. Cogió el coche estando muy borracho, ella iba detrás con 2 personas más estaban todos borrachos y sin cinturón.

Deduzcan cuál es mi pena... No daba crédito a lo que sucedía a mi alrededor. Murieron dos de los 5 que iban en el coche. En cuanto vi al que conducía le pegué, lo agredí de tal manera que cuando me separaron me di cuenta que estaba fuera de lugar, me había pasado, pero me había arrebatado mi vida, qué esperaba.

Cuando te quitan el corazón, cuando te despojan de lo que más amas en esta vida. Jamás te recuperas, jamás vuelves a sonreír como ella te hizo sonreír

Disfrutemos de las pequeñas cosas de la vida y aprovechemos el momento CARPE DIEM



2 comentarios:

I need a miracle dijo...

Si, cada día, cada instante puede ser el último, no hay que dejarlo escapar o desaprovecharlo.

teologiadeS dijo...

Realmente sí, porque hoy nos enfadamos y nos peleamos o discutimos con quién sea por lo que sea... pero y si esa persona muere al día siguiente y no le pudiste decir que lo sentías o cualquier cosa... te pesará el resto de tu vida