miércoles, 26 de mayo de 2010

Y lloré



Y Lloré, puse mis manos en tu cara, puse mi cabeza en tu hombro y lloré.

Te dije que te amaba con lágrimas saltando al vacío desde mi ojo hasta donde termina mi barbilla, pero se ha terminado todo.

El día que deje de amarte, el día que ame a otra persona como te he amado a ti será el día que un pintor pueda reflejar en un lienzo el sonido de una lágrima al caer.

Hoy soy más sabia, soy más mayor, una parte de mi murió, tu te llevaste la parte de mi que falta hoy, la parte de mi que en el recuento no dijo:-"¡¡presente!!"-.

¿Soy más feliz?. No lo sé. Lo único que sé es que he podido despertar de la pesadilla aunque me duela, aunque tenga la cara llena de lágrimas, aunque pueda decir que he sufrido pero también he vivido.

Has tocado con tus dedos mi cara, me has dicho que me amas, has hecho lo que nunca antes hizo nadie. Hiciste que mi cuerpo se estremeciera, en una noche de verano caluroso, bochornoso y pegajoso, hiciste que me muriera de frío por dentro, que se congelara mi tiempo.
Me sentí en una nube viendo mi vida ocurrir delante de mis narices. Todo pasaba y era tan mágico y tan irreal que apenas podía creer lo que pasaba.

Pocas personas pueden decir que han estado enamoradas al 200% que han perdido la noción del tiempo y del espacio por una simple sonrisa o por una simple llamada. He estado así.

Cuando despiertas de ese tipo de letargo y te das cuenta de lo que perdiste y lo que ganaste lloras. Lloramos porque nos hacen daño no solamente físico también psíquico.

Para qué sirve llorar.

Llorando te desahogas. No arreglas nada pero te desahogas y cuando estás cansada de llorar, tienes la cara y los ojos irritados, te ves absurda pero te sientes un poquito mejor. Ojalá sólo tuviéramos que llorar con las películas tristes o cuando alguien muere. Ojalá pusieran multas a todas las personas que nos hacen daño psicológico. Pero seamos realistas no las pondrán nunca y no debemos desesperarnos porque llorar nos sirve de consuelo.

Y el tiempo siempre cura las heridas más fuertes. Aunque dicen que el tiempo también es el olvido. Y la distancia...

Siempre queremos llorar en silencio, queremos llorar a solas porque nos da vergüenza, porque tememos que otras personas nos vean débiles, tememos que nos vean en ese estado. Y por eso a la persona que se sienta con nosotros y se deja ensuciar su camisa de nuestras lágrimas, a la persona que le honramos con nuestras penas, a esa persona se lo debemos todo y siempre se lo deberemos.

Y Lloré, con mi cara entre tus manos, me mirabas y decías que todo iba a salir bien porque ya estabas conmigo. Que olvide el pasado y me centre en el futuro, que encuentre de nuevo la felicidad máxima. En busca de la felicidad voy todos los días andando por las calles de mi pensamiento.

Una mujer muy sabia me dijo una vez: "En esta vida solamente hay que llorar por dos hombres: por tu padre y por tu hijo". Muy sabio.


A orillas del río piedra me senté y lloré. Un libro que te llega y te da que pensar.
Precioso, lleno de sentimiento y de reflexión.



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