martes, 10 de mayo de 2011

Incandescencia.


Ese roce que hizo perder mi cordura, olvidarme de la hora que era y acudir corriendo a la llamada del deseo.
Muchos factores influyeron para que me encontrara con aquél paradigma, demasiados a los cuáles no podía hacerles frente y menos sin ayuda. Simplemente tú, yo, un atardecer de primavera, la playa y aquello se convierte en un paseo para recordar.

Tímidos de ver qué pasa, intentando meter temas triviales, temerosos de ser vistos puesto que nuestro encuentro era algo más que privado, supongo que de perdidos al río. Un beso a veces une y otras separa.

Se supone que no puede volver la burra al trigo pero lo hace y cada vez con más frecuencia presa de su adicción y su mal hábito, se supone que el deseo carnal es otro pecado más de la biblia pero a pocos les importa si no le importa a las personas reales. Se supone que con fuerza de voluntad se dejan los malos hábitos pero cuando no puedes con ellos, depende de los que sean debes unirte a ellos.

Andando por las rocas, sujetando la mano como si de una frágil y temerosa muñeca se tratara cuando no era así y ambos lo sabían. Un beso tímido, corto y digno de dos adolescentes explorando e intentando conocer su sexualidad, pero no era así aunque a veces hubiera deseado que así fuera. Era la prohibición, la primavera, el olor al mar, el frío del ambiente lo que me llevaba hasta tus brazos, lo que me llevaba hasta rodearme a ti para tener calidez, para tomar calidez y poder pensar que pertenezco a algún sitio.

Me dejé llevar.

Tengo la increíble pero admirable obligación personal de analizarlo todo muchas veces, de cambiar de opinión 800 veces si es necesario en menos de dos minutos, tengo la habilidad para sacar los pros y los contras a todo, es porque soy así. Pero me limité a dejarme llevar.
No pido perdón, no me arrepiento y me da igual lo que pensara en aquél momento el resto del mundo porque me deje llevar, logré no pensar por un momento, dejar la mente en blanco, acudir a mis sentimientos ser fiel a lo que me dijeron: "déjate llevar". "¡no sé como leches se hace eso!!!"

No tengo la fórmula porque ni yo misma la sé, simplemente pasó, puedo pararme a analizarlo todo, puedo pararme a pensar si fue fruto del destino, fruto de la situación, fruto del deseo, fruto de mi imaginación, puedo pararme a aceptar la realidad virtual o la realidad de los hechos pero no quiero hacerlo y no es porque esté harta de analizarlo todo es simplemente porque aquél momento que viví, aquella sensación no me la quita nadie, es como cuando me quito el reloj para  poder perderme en el tiempo, para dejar que me lleve y no volver neurótica con las horas, pero no quiero.

Si esa acción repercutió en mi de algún modo extraño o repercutirá, entonces si me pararé a analizarlo todo perfectamente y bastante bien, pero hoy no tengo ganas porque los impulsos muchas veces son muy malos y casi nunca salen bien, pero qué demonios si por una vez me bebo la leche antes de comprar la vaca?



Quiero decir para terminar, que todos los días se aprenden cosas nuevas y que a veces seguir una calle nueva de la ciudad o que ha estado siempre ahí pero nunca has tirado por ella por miedo a hacer el camino más largo es un reto personal, es una tontería porque el miedo a descubrir cosas nuevas se pierde en el camino y doy fe de ello.

3 comentarios:

Pilar Abalorios dijo...

Cuando te has sacado el master de darle a todo las mil vueltas que no tiene (quizás sí) que un día te dejes llevar es liberador, incomprensible y emocionante, y no temas, volver a tu ser cuesta apenas un segundo pero el recuerdo perdura.

Silvia☺ dijo...

Dejarte llevar, debe ser divertido. Me gustaría intentarlo, pero no se como que da miedo hasta que punto uno puede llegar.
Un beso te espero en mi rincón :D

.A dijo...

ese roce que hizo perder mi cordura..

Estoy trabajando vendiendo productos de cosmética por internet
a través de un catálogo .
te lo mando a continuacion por si te interesa algo vale ?¿ :)
http://es.oriflame.com/products/catalogue-viewer.jhtml?per=201107

un abrazo .