martes, 24 de mayo de 2011

Paradoja


Allí estaba en aquella parada, sentada viendo la lluvia caer, estaba con mis auriculares con nach de fondo y su cuerda floja esperaba con ansias el autobús que tenia que venir, una vez más con un considerable retraso.

De repente todo se tornó en un fondo sepia, en el cual, solo me veía a mi, al mundo de mi alrededor ambientado en los años 60. Supongo que fue fruto de mi imaginación, cuando un hombre me rogó que le acompañara puesto que me esperaba el carruaje que me llevaría de vuelta a palacio. No sé dónde me encontraba, pero empezaba a disfrutar de una vista diferente. Ataviada con unas ropas que no eran normales decidí seguir por la calle de los adoquines como si se tratara de una calle más de un pueblo de interior. No sabía qué me esperaba en aquel lugar. Me hallaba desconocida intentando creer en mi, intentando decidir qué camino tomar, qué elección sería la correcta para aquél mundo del que solo sabía lo que ponen los libros.

Una época de miserias, de insalubres condiciones, de riquezas de algunos pocos y de banalidades de otros, en casa que daban mil vueltas a las de hoy en día.
Allí estaba sola, a mi suerte abandonada de la cual suponía que algún día me acompañaría pero no era así..

Un caballero junto con una dama de cabellos rizados me saludó tímidamente, del cual no supe nada hasta esa noche. Me llevaron casi por los pelos a una habitación en un palacio enorme aquello parecía el pardo pero simplemente tenía la sensación de estar en un sueño. Me caí en ese mismo instante, tropecé con una piedra y corriendo me dijeron que si estaba bien, por lo cual no era un sueño. Me vistieron como una dama preciosa mezclada con algo de prostituta pero supuse que era así cómo se vestían en esa época.

Una vez la noche llegó a su cenit acudí detrás de la casa para ver qué estaba pasando a mi alrededor, habrían máquinas del tiempo, habrían asuntos de extraterrestres, qué hacía allí? A mi encuentro vino el mismo hombre que me había saludado tímidamente aquella tarde. Me saludó con otro beso en la mejilla, cosa que me pareció de lo más normal del mundo, aunque por su cara deduje que lo hizo con cierta picardia. Me dijo que me quería, que se casaría conmigo y que tendríamos muchos hijos, sin ningún problema ya que nuestras riquezas eran de renombre. Le dije que no sabía de lo que hablaba que me había perdido porque yo apenas tenía dinero ni para el tren, que por eso me encontraba esa misma tarde hacia las 5 en la parada del bus con todo el agua cayendo esperando a que llegara.

Deseé estar en muchos sitios le dije, pero ninguno se asemejaba a éste. Deseé huir pero jamás a un sitio de ideales extremadamente conservadores ya que provenía de un sitio que tenía pizcas de progresismo. En ese instante me di media vuelta, al dar un paso más me cogió del brazo y me dijo, cómo sabes que no perteneces a este sitio y aún así estás aquí dónde había quedado contigo hacía dos días en nuestro otro encuentro furtivo?

Me dejó K.O. En blanco, pensante, aunque por un momento tuve una aclaración. Cómo sabía que tenía que acudir allí en aquél mismo instante, como leches lo supuse, cómo diablos aparecí en aquella maravillosa casa de cuento de hadas en una tarde lluviosa, cómo demonios llamé a su puerta, cómo demonios me encontré en su cuarto de la segunda planta...

No se trata de dónde quiera estar, se trata de dónde estoy y de si sé aprovecharlo. 

3 comentarios:

I. dijo...

buena reflexión final ;D

Anónimo dijo...

Interesante !.





Saludo.

galmar dijo...

Qué curioso tu relato:)) y como ya te han dicho, buena reflexión:) un besoteeeeeeee y feliz día!!