sábado, 7 de mayo de 2011

Un placer

Cuál es tu deseo inconfesable? qué es aquello con lo que disfrutas muchísimo?

Hoy me hice esa pregunta porque llegué a casa después de un día largo, emocional, duro y agotador.

A primeras horas todavía con un catarro presente me tocaba exponer un trabajo de campo en la universidad, lo podía haber hecho mejor, lo sé pero bueno no me quejo. Después pasé bien el día aunque a la tarde comenzó el estrés de estudiar, me llamó mi amiga y me dijo que se fue del trabajo, estaba explotada y no digo esto como la persona que dice que está explotada o que se siente explotada sin saber en su vida lo que es trabajar no, ella no tenía contrato, no cotiza por tanto y encima hacía más de 10 horas diarias con sus respectivas humillaciones, infravaloraciones, etc. En fin, que agotada, estresada, deprimida y preocupada me ha tocado hacer de paño pero con mucho gusto, lo que ha supuesto escuchar lamentos de una persona que no sabe estar sin hacer nada. 

Y después he ido al gimnasio, porque últimamente me ha dado un parraque como dice mi familia con esto de la salud, pero qué demonios, pienso que es importante cuidarse y cuanto antes mejor, aunque me queda mucho para ser una chica de revista, en fin, que me desvío nuevamente del tema, he acabado agotada, exhausta pero aquí estoy, escribiendo tecla a tecla después de un maratón televisivo de lo más variopinto puedo decir que llego a la conclusión que me llevó a la pregunta que formulé.

Llegué a casa, cené y me encantó cenar, me encantó tumbarme en la cama para ver la tele, me encantó sentir algo blando debajo de mi cuerpo. Mi deseo inconfesable es sentir que puedo estar calmada en mi cama, tranquila y tener minutos para mi, para mi meditación, además de comer siempre antes de acostarme un trocito de pan. ¿Porqué? pues no lo sé, porque realmente desde tiempo que no recuerdo tengo esa manía.

Me encanta quedarme por las noches hasta altas horas leyendo por Internet, jugando, comentando en foros, etc. pero está claro que lo que me llena, con lo que puedo decir que me siento igual que cuando comes un helado fresco en una tarde calurosa de verano, satisfecha, momentáneamente satisfecha.
Entonces es cuando puedo decir que me voy a dormir contenta, que me siento tranquila, a gusto y que siento al tumbarme en la cama como algo esperado, como algo soñado que ha venido sin más y que aprecio más que nunca. 

Las pequeñas cosas, los pequeños placeres y esos son mis placeres inconfesables.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Buah!!; pues no sé si confesarte mi deseo confesable (o no, pero me da igual), después de haberte leído.

Pero qué coño, te lo reconozco... y punto. Al fin y al cabo la culpa la tienes tú.
Y si no, no haber preguntado, ¡¡karajo!!.

Mi deseo...
Después de haberte leído...
Inconfesable, o sí...
ERES TÚ.

Y qué le voy a hacer; es lo que me pide el cuerpo inmediatamente a continuación de leerte.

Supongo que querías la verdad, ¿no?.
Pues es esta.

Tienes una forma de escribir, y de transmitir, y de sentir(te); que no sería de recibo mentir(te).

Tus palabras silenciosas, esas que el viento no se las lleva, porque escritas quedan, me llevan a eso :
A TI y TU ALMA PURA Y SINCERA.

¿A caso hay algo más evocador?.




PD : Me da lo mismo haberla cagado o no. Digo lo que pienso. Lo que siento. Y en lo que siento y pienso, ahora, en este momento, eres tú. A bocajarro. A quemarropa. A...

galmar dijo...

Uau! Ö

Elvis dijo...

Disfruta de tus placeres, que esos no te los puede quitar nadie...
Besos.