martes, 5 de octubre de 2010

Acariciame!

Las 5 de la tarde. 
"ring, ring" suena el móvil. 
-Tengo libre hasta las 8, ¿ Te vienes?
Ha colgado. 

Me odio por hacer esto, me odio por ir, me odio por dudar, me odio por pensármelo, me odio por querer y no poder, me odio porque mi corazón ahora es más fuerte que nunca. 

Y así fue como una se dio cuenta que ese acto, esa situación, ese deseo, esa pasión, ese arrepentimiento, esa duda de pensarlo en segundos, esa sensación de tener que decidir ya, en el mismo momento y no saber qué es lo correcto, esa sensación se apodera de mi eternamente, me hace suya y debate en mi interior con todas las consecuencias que eso conlleva. Pero acudí, lo sé, no debí haberlo hecho, no debí haber ido, no debí haber contestado al teléfono, no debí haber escuchado, no debí pero lo hice. 

Los hechos son reales, las personas cometemos errores, nos caemos y nos levantamos de nuevo, nos tropezamos y quitamos la piedra pero alguien nos la pone de nuevo ante nuestros ojos porque somos débiles porque no seríamos nada si no estuviéramos todos lo días siendo expuestos a pruebas, a decisiones importantes, a sensaciones de deseo, pasión, incertidumbre, desasosiego, descontrol. Hacemos cosas que no nos podemos explicar jamás. Hacemos cosas sin saberlo, sin quererlo realmente pero lo hacemos. Esas motivaciones que nos llevan a determinadas situaciones o acciones son intrínsecas, es decir, son internas e inexplicables. 

Permanecí dos horas y media en tu sofá, acariciando tu espaldas con mis suaves dedos de terciopelo, acariciando tu ser sin más, sin besos, sin deseos, sin pasión, simplemente hablando como hacen las personas normales, pero porqué me dices que vaya para hacer algo que pudimos hacer en una cafetería, porqué nos escondemos para hablar, porqué, porqué, porqué y porqué. 

Actos que nos llevan a meditar, hay personas que disparan y luego preguntan, soy al contrario, pienso mil veces y luego valoro si debo o no disparar. Es un defecto? no lo sé pero supongo que no. Actos que en otras situaciones hubiéramos pensado hasta echar humo y hoy hacemos sin más. 

No tiene nada de malo, dos personas que comparten una amistad, en una sofá, acariciando una espalda, sintiendo que el sentimiento es mutuo, que las ganas son imperiosas pero que las razones te frenan. Dos personas libres de pecado, libres de hacer lo que quieran. 

Pero, siempre hay un pero, porqué el pensar, porqué el miedo, porqué las dudas, porqué las pasiones insatisfechas, porqué, porqué y porqué. 
Preguntas retóricas sin respuestas, preguntas que nadie podría contestar jamás y preguntas que a veces nos hacen tomar la decisión correcta y otras veces esas preguntas nos hacen ir directamente hacia el precipicio o hacia una piscina vacía.

Caricias que nos hacen llegar al frenesí y estallar simplemente con caricias, con el contacto de la piel humana, esa piel que se eriza, se hace suave y tersa en unas ocasiones y áspera y terca en otras. 

Esa piel que lo dice todo, cuando duele, cuando gusta, cuando le encanta, cuando tiene frío, calor, cuando las sensaciones se acumulan. 

La sensación de tenerlo todo y no perder nada, de no tener nada y perder todo. Sensaciones una vez más, que nos hacen meditar y vernos en situaciones sin querer y sin saber porqué.

6 comentarios:

galmar dijo...

es curioso, la memoria que se guarda en la piel :) buen comienzo de semana!!

CreatiBea dijo...

No le busques más explicación. Es precioso esto que has escrito, sentimientos a flor de piel.

Besos y feliz semana!!!

Camomila dijo...

hola que tal? me ha gustado mucho tu entrada. A mí me sucede algo muy parecido, y me digo a mí misma que ya no lo volveré a hacer, pero sé que en cuanto se dé la situación volveré a caer, y sinceramente no sé por qué.

uff muchos pensamientos y sentimientos al leer la entrada, es muy buena.

Muchos besitos

Pilar Abalorios dijo...

Pecado de obra, pensamiento u omisión.
Pecado contra quien.
Pecado.

Los límites los ponemos nosotros, normalmente para no ver la sangre de quien no se sabe ya herido.

Preciosa entrada.

Anónimo dijo...

Lo prohibido siempre atrae, los roces alimentan las brasas de un fuego que siempre quiere más, y lo porqués se encargan de confundir a las hormonas que indecisas, provocan el carnaval de sensaciones enfrentadas.

La cuestión es si al rozar la piel de su espalda todos los rumores se callaron, si al miraros a los ojos las dudas no tenían sentido... a veces el vaso está vacío, pero nos auto convencemos de que no es así, llenándolo de interrogantes que nadie preguntó.

Saludos.

Edmundo Dantés dijo...

Debo ser lo que comunmente se considera un idiota al recordar perfectamente cada una de las caricias que mi espalda ha recibido y no recordar los rostros de algunas personas que junto a mi han amanecido...

¿Acaso es mucho más valiosa una caricia?