domingo, 6 de junio de 2010

De como me hice más madura.




Una noche de verano me encontré con la peor de mis pesadillas. Un bolso, unos taconazos, un desconocido y un callejón oscuro.

Cuando era algo más joven y con esto no quiero decir que sea vieja, cuando era más inconsciente, ingenua, adolescente, inmadura, cuando mi preocupación más grande era pensar qué ponerme o por dónde salir o con quién me di cuenta esa noche de verano que debía madurar.

Solía quedar con chicos que no conocía para salir, divertirme y bailar, porque me encanta bailar. Abría un chat y si alguno me pillaba cerca pues quedaba con él después de ver si pasaba o no mi test para descartar violadores e imbéciles.

Cuando dice la prensa, los educadores, psicólogos y sociólogos que internet para los adolescentes es muy peligroso a día de hoy les doy toda la razón. En intenert hay mucho loco suelto y una niña de 15 años con las hormonas muy revueltas y que empieza a resultar atractiva a muchos chicos tiene mucho peligro. Pues así era yo y estoy orgullosa de decir que crecí. Crecí como persona y hoy me siento más madura. Pasé mucho miedo en muchas ocasiones y hoy debo decir que no me arrepiento de nada porque esa etapa de mi vida me enseñó a ser mejor mujer y persona.

Había quedado con un chico que decía llamarse Salvador y tener 25 años. Me llevaba 10 años. Me invitó al cine, luego cenamos y me dijo que si sabía lo que era una discoteca. Por supuesto que lo sabía pero le dije que no porque cuando tienes 15 años por muy maquillada que vayas no te dejan entrar en ninguna y entré más de una vez por suerte, me había gustado la sensación de gustar en una discoteca y porqué no salir. Llamé a mi madre y le dije que me quedaba en casa de X a dormir que habíamos estado de compras y estaba cansada. Me creyó y me dejó.

Allá iba de camino a una noche de locura y que jamás olvidare. Salvador era atlético, delgado y de cara bueno tenía marcas, supongo que serían del acné juvenil. No me atraía y no quería estar con un hombre que me superaba en 10 años. En esa edad eres muy superficial e ingenua.

Probé mi primer malibú con piña y después de 2 más estaba algo alegre. Como no conocía a nadie y Salvador me aburría decidí bailar, bailar en la pista, sobre la tarima, sobre las mesitas del bar. Y bailé. Salvador después de hacer como si no me conociera de nada me dijo que me llevaría a casa. Como no tenía coartada no podía ir a casa, debía ir a casa de mi amiga o quedarme por ahí hasta que fuera hora suficiente para ir a casa. Me dio coraje que intentara dejarme allí sola y cuando salimos de la discoteca, el me agarraba del brazo y comencé a gritarle que no era un buen chico, que no se merecía estar conmigo. Me pegó dos voces y se alejó de mi, gritando que era una cría y que debería estar jugando con muñecas, habiéndome dejado en la puerta de la discoteca sola. Todas las personas que pasaban por allí me escucharon y hacían como si nada.

Comencé a llamar a mi amiga y me dijo que fuera para su casa que me tranquilizara y que me quedara con ella. Me dirigía a su casa y no me di cuenta que alguien me estaba siguiendo.

No miraba hacia atrás simplemente andaba hacia delante y no quería mirar. Tampoco vi que se acercaba hacia mi. Doblé una esquina y comencé a correr, pero con tacones poco iba a correr, eran demasiado altos para mi y para mi edad demasiado provocativos.

Me caí. Se acercó a mi y me dio la mano, Salvador me dijo que estaba siguiéndome para asegurarse que llegaba bien a casa y le dije que me dejara en paz, que me había asustado y comencé a llorar. Cómo puede cambiar un hombre de parecer tan rápido.

Me cogió del brazo y me dijo que el sólo quería que hubiéramos tenido intimidad, me dijo que le gustaba. Jamás olvidaré su mirada, estaba desesperado le daba igual que tuviera 15 años. Hoy día lo pienso y es doloroso.

Me empezó a tocar la cara, las mejillas mientras decía que mis ojos reflejaban madurez e ingenuidad y que tenía una belleza exquisita. Cuando tocó debajo de mi falda y comenzó a subir empecé a gritar como nadie.

Fueron los peores segundos de mi vida, creía que moriría allí mismo, o que moriría una parte de mi y me dio un tortazo, entre los nervios y el tortazo me volví a caer y me quedé algo confusa.
Un segundo después me encontraba con un chico que me decía que me calmara y que ya había pasado todo. No recuerdo lo que pasó muy bien. No escuchaba nada aparte de mis lloros y mi conciencia diciéndome que debía haberme conformado con salir con mis amigas. En fin cada una aprende de la mejor forma que sabe y de lo que puede.

Ismael 18 años mi salvador, mi primer amor. Alto, delgado, rapado, con unos pantalones caídos y un porro humeando en el suelo. Me enamoré de él pero sólo porque me salvó la vida. No sé como pudo con Salvador pero me da igual sólo sé que él me contó su pericia y siempre se lo agradeceré. Pudo no haber llegado a tiempo. Se cruzó en mi camino y no sé porqué. Me acompañó a casa de mi amiga y me dijo que debía tener más cuidado y no andar por ahí jugando a ser mayor de edad. Eso me dolió porque yo quería que él me viera como una mujer.
El fin de mi historia con Ismael merece otra entrada ya os la daré.

Arrepentimiento. No. Suerte. Sí. Desde entonces no volví a quedar con un chico de un chat jamás. Maduré duramente pero maduré.


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