sábado, 19 de junio de 2010

Doloroso final



Amas a una persona hasta que lo das todo, amas a una persona sin pensar en la consecuencia, amas a una persona hasta que te duele. Dejas pasar todo, dejas pasar el dolor, la desconfianza, las consecuencias. Y luego piensas que te merece la pena.

Todos los caminos del destino son inescrutables. No podemos evitarlo, podemos correr más rápido pero siempre nos terminará alcanzando, podemos intentar sobornarlo pero seguramente será en vano, podemos hacer miles de cosas para intentar cambiarlo pero en realidad no nos queremos concienciar que ese es el destino y que no se puede cambiar. Somos personas, adultas, responsables, maduras, o todo lo contrario, jóvenes, irresponsables, inmaduras, etc. Somos personas y eso es lo único que podemos sacar en clave.

Erramos porque todos somos humanos y el humano es imperfecto.
Aprendí a darme cuenta que no debemos dejar ir a las personas que queremos, si tenemos la mínima posibilidad

Un aeropuerto, un día de marzo nublado pero algo caluroso, el aeropuerto repleto de gente que pasea de un lado al otro de la terminal con sus maletas sin mirar a quien pisan o con quien tropiezan, intentando escuchar las salidas por ese megáfono y poniéndose delante de la pantalla a leer los vuelos y las puertas de embarque. Llevabas mi maleta, bastante normal porque no me considero como las demás mujeres, cuando tengo que viajar sea donde sea no me llevo el armario completo por si surge esto o por si surge lo otro. Intento ser realista y echar cosas en la maleta para que ésta no pese y para ponerme lo que llevo pero no el armario entero, todo el baño, todo el maquillaje o todo lo demás. Algunas de mis compañeras llevaban toallas en la maleta y su explicación jamás la tendré y mucho menos la entenderé.

Destino: Roma.

Con el billete en la mano y una chaqueta en la otra me tocaste, estabas temblando, tenías un terror enorme a que me fuera del país. No podías dejar simplemente que me fuera tenías que hacerme ver todo lo que me amabas. De pie, con un semblante miedoso y una mirada de perrito faldero y de cordero degollado me miraste y me dijiste que me amabas. No contesté, por supuesto que no iba a hacerlo porque me decía esa palabra que para mi es tan fuerte por la situación y no porque realmente la sintiera.

Debo irme, volveré en una semana y media.

En Italia pasaron muchas cosas, jamás pensé que en tan poco tiempo pudieran pasar tantas cosas y que implicaran tantos sentimientos. Lo que hice allí se quedó en el baúl de mis recuerdos. Cuando volví estaba esperándome, para decirme nuevamente que me amaba y me quería. No pude aguantar la presión y le conté lo que hice en Italia.

Y allí me dejó, se fue furioso, enfadado, angustiado, colérico y me dejó en la terminal. Se lo perdono porque lo entiendo y si la situación fuera al revés yo tampoco sabría como responder.

Me quedé de pie, con las maletas en el suelo, con la esperanza y la culpa presentes, con la vida algo destrozada pero no tanto como imaginaba.

Los días pasaban, los días se hacían cada vez más lejanos y a la vez más intensos. No podía llamar a su casa porque sus padres lo protegen mucho aunque parezca que no y ellos en ese momento me odiaban, cuando llamé una vez recuerdo que al decirle mi nombre colgó sin más y no le dio ninguna cosa por colgarme, pero no le culpo simplemente lo dejo pasar.

Me decían por todos lados, mi familia, mis amigos, mis compañeras que no debía pasarlo tan mal que lo que hice no es ni por asomo tan grave como para desaparecer así de mi vida. No sabía nada, lo llamaba al móvil y no lo cogía, le robé el móvil a mi amiga porque ella no me dejaba llamarlo por tal de llamarlo y que lo cogiera, casi compro un móvil para hablar con él y por lo menos intentarlo.

Me hice fuerte y valiente con el tiempo y la desesperación, cogí dinero y fui allí. Mentí a todos para que no lo supieran. Teníais que verme ingeniando mis mentiras, planeando cómo poder hacer para que nadie se enterara y lo logré nadie se enteró.

Llegué allí y sabia que estaba trabajando, lo esperé. Apareció en su coche mucho más delgado, mucho más triste, mucho más demacrado pero con una acompañante. Una acompañante que era rubia, igual de alta que yo, con ojos marrones y creo que era rubia de bote, pero cada cual hace con su pelo y su cuerpo lo que quiere.

Cuando me vio se quedó blanco, helado, creo que no le sentó bien porque para mi que lo vi temblar en ese momento. Le dije que quería hablar con él, quería decirle que lo sentía pero que hasta ahí había llegado, no daría más de mi hoy cerraba un capítulo y abría otro y de él dependía que empezara de una manera u otra.

Y de aquella manera terminó y de la otra empezó. Llorando, gritando, desahogándome.

No me quiso, no quiso entender mis actos, no quiso saber más de mi, en ese momento me dolió en el alma, mi día se volvió noche, mi mundo gris, mi corazón negro, mi cabeza estalló y sólo quería decirle que ojalá encontrara a una persona que lo amara por encima de todo.
Me quedé sola y me volví a mi casa descompuesta y con dolor, lloré durante todo el trayecto y llegue a casa de mi amigo, mi mejor amigo, que siempre está ahí y en cuanto vio mi cara y mi piel irritada de tanto llorar me dio un abrazo y me llevo a la cocina. Hablamos durante horas e intenté superarlo pero sólo Dios sabe si lo he superado o no.

Aprendí que a veces amas ciegamente y a pesar de todo sigues amando y perdonando todo e intentando olvidar todo pero no puedes porque siempre está ahí.

¿Iremos al cielo por permitir de todo? ¿Elegimos nosotros mismos sufrir? ¿Amar significa dolor?
¿Cuándo nos damos cuenta de que el dolor es permanente? ¿Cuándo superamos el amor perdido? ¿Cuánto estamos dispuestos a dar?

El amor es complicado y todos amamos de diferentes maneras, de diferentes intensidades y dependiendo siempre de la persona que sea.

Dolor, eso es lo que luego nos queda.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

El amor duele.. pero dicen que si no duele no es amor.. sera?.. saludos..

Su dijo...

Pues sí, el amor duele, pero es el sentimiento que más vivos nos mantiene, no crees?

Un beso!