lunes, 30 de agosto de 2010

Tropezar con la piedra...



-¿Quién eres?, ¿Sabrías decir quién eres?-

-No. Hace tiempo que perdí esa habilidad-

-¿Eres consciente que tienes un problema?-

-Sí, eso me dicen, pero es que me desperté y noté que algo no iba bien-

-Y bien... ¿Qué piensas hacer?-

-Pues si te digo la verdad, quiero correr, quiero salir de aquí e irme lo más lejos que pueda, quiero dejar atrás todas las vidas que ayer, hoy y mañana he tenido, tengo o tendré. Quiero salir y no mirar atrás, no quiero ser seguida, quiero irme sin dinero y buscarme la vida como sea o con lo que sea, quiero que la gente deje de preguntar por mi, quiero que me den por muerta porque necesito desaparecer, necesito encontrarme y ser yo misma, no estar anulada, quiero dejar de escuchar a mi conciencia o a mis pensamientos. Quiero olvidar que tengo familia, novio, amigos, quiero olvidar que hay gente que depende de mi y quiero ser libre-

-¿Huir?-

-Sí-

Y salió corriendo, se fue, había tomado la decisión aceptando o no las consecuencias de ello y aunque le duela es su decisión y debía ser consecuente.

Salí corriendo y cuando llegué a una plaza repleta de gente me tropecé y caí al suelo con la consecuente respuesta del llanto desesperado que no podía parar nadie, no me había hecho daño pero lloraba sin parar y no quería parar, necesitaba desahogarme y llorar era la mejor solución. La gente se acercó a preguntarme si estaba bien o no, hicieron un círculo a mi alrededor y una de las voces de un hombre al fondo decía:" A mi de pequeño me dijeron que si me caía 7 veces que me levantara 8". Otra voz que sonaba algo más joven decía:" Pues a mi me dicen siempre que se aprende a no caerse más cuando se ha caído unas cuantas veces". Y otro hombre, más bien diría un chico más joven todavía dijo:" Cuando huyes lo que haces es prorrogar los problemas que tienes o las razones de la huida pero a la vuelta porque siempre hay que volver todo sigue en el mismo sitio".

Cierto. Tan real y verdadero como el sol, tan real como que existo porque pienso y tan real que no me quería dar cuenta. Quería huir como una niña chica a la que le han quitado su juguete favorito y corre llorando en vez de pedir que se lo devuelvan, me sentí estúpida en ese instante, inservible como un pañuelo de usar y tirar, sentí que no tenía porqué seguir ahí tirada en el suelo, quejándome por un daño inexistente. Sentí que debía levantarme y aprovechar para poner todos mis asuntos en orden, sentí que ya bastaba de hacerme la dura o la frágil, que ya bastaba de poner dos caras, que debo afrontar la realidad lo mejor que puedo y siempre empleando todas mis armas y cada una de ellas en luchar contra mis problemas.

Lloraré un día y lucharé el resto de los días.

Me caeré 7 veces y me levantaré 8.

E intentaré por todos los medios afrontar los problemas pensando con la cabeza y el corazón.

5 comentarios:

galmar dijo...

:) ocho, nueve o diez :)

Edmundo Dantés dijo...

Quien huye hoy, vive para luchar mañana. Las inmolaciones no tienen sentido, huir no es satisfactorio, pero si es placentero, cuanto más rapido se huye, mejor se disfruta el tacto del viento; cuanto más lejos de la ciudad, mejor huele a tierra mojada trás la tormenta...

Huye cuando no te quede otra, pelea cuando puedas sacar algo de ello, pero recuerda:
El objetivo es sobrevivir.

Un saludo, y si podemos ayudar en algo, ¡dilo!

Anónimo dijo...

Hay que levantarse las veces que hagan falta.
Siempre que las cosas van mal, surge ese sentimientos y esas ganas de huir... pienso que hay que tener paciencia y esperar, detrás de la tormenta siempre viene la calma.
Besitos!!!

I need a miracle dijo...

Huir es de cobardes y además, la manera de vencer los problemas es afrontarlos y enfrentarlos (igual que las fobias)de lo contrario nos perseguirán toda nuestra vida por mucho que corramos.

Yo adopté la frase: no importa las veces que te caigas, sino las que te levantas y la forma en que lo hagas.

Besos, cada entrada tuya me gusta mas

Alex dijo...

olooo q guapa la fotito no???:P