sábado, 18 de septiembre de 2010

El invierno asoma los pies...


Con los días de lluvia me siento extraña, me siento en un cuerpo que no es el mío, siento que tengo calor pero también frío. Me encanta la lluvia en mi pueblo porque escucho el repiqueteo de las gotas en la uralita, porque escucho el repiqueteo de las gotas cuando salpican sobre los cristales. Me encanta la lluvia porque me da para pensar en lo que tengo.
Siento que la lluvia es una estrategia muy eficaz de la atmosfera para calmar los ánimos, la lluvia relaja, amansa a las fieras, te hace meditar todas las cosas mejor y bastante bien.

Me encanta la sensación que tenemos cuando estamos en la calle y comienzan a caernos gotas en la nariz, en la mano, en un hombro, cuando empezamos a notar gotas frías y un olor a humedad en el ambiente, un frío húmedo que cala dentro de nuestro cuerpo para pedir de forma fastuosa un abrazo caliente, un chocolate y una película de Woody allen.

Los días nublados a veces me matan porque perdemos la noción del tiempo, perdemos el saber la hora que es ese día porque nos encontramos en una penumbra constante todo el día, no sabemos cuando nos tenemos que acostar a dormir o cuando como hace una semana debemos ir a la playa para calmar los 30º que denota el ambiente.

La lluvia me transmite pureza, calma, algo de depresión y desánimo. La lluvia siempre me producen sensaciones encontradas, sensaciones que se elevan como en una montaña rusa, sensaciones de encierro en casa, sensaciones de querer salir y chapotear en los charcos llevando un chubasquero, sensaciones placenteras, sensaciones de querer mojarme entera por accidente para llegar a casa darme una ducha muy caliente y luego abrazar a alguien. La lluvia es algo bueno que tiene la vida, la lluvia es algo bueno que nos deja la atmósfera, la lluvia es sabiduría.

Cuando en invierno llueve mis amigos apenas quieren salir, pero a mi me encantó una salida que hice hace un año más o menos. Estaba lloviendo y quedé con una amiga para tomar un chocolate caliente en una cafetería calentitas al lado de un cristal observando a la gente pasar sin paraguas, sin la ropa adecuada, mojándose y corriendo de un lado a otro. Me encanta cuando la gente se pega muchísimo a los bordes porque no llevan paraguas y creen que así se mojaran menos.

Cuando el sol se pone cubierto, o lluvia o viento.
El que tarde trilla, la lluvia le pilla.

4 comentarios:

AdP dijo...

¿Quién dijo que el buen tiempo es sinónimo de un día soleado? Los días con lluvia también tienen su atractivo. Limpian la atmósfera y dejan una sensación de tranquilidad que difícilmente puede lograr un cielo despejado.

Saludos.

Pilar Abalorios dijo...

Disfrutar del sol, del calor, disfrutar de la lluvia, del fresco, disfrutar del fío, de la nieve, difrutar de la vida, que cambia para permitirnos gozar el reflejo cambiante de nuestra propia alma.

Alex dijo...

grrrrrrrrrrr me encanta el finall!!!!:P

BESITOSSSS

Ali Alina dijo...

Me encanta la lluvia, el sol es de mi agrado, sí, pero no tiene nada que comparar con el frío y con las bufandas, con las botas de agua y los chapoteos.

=)