jueves, 9 de septiembre de 2010

Sólo tienes que probar...


Esa manzana es más dulce que tu, más sabrosa que tú, más sabia que tú, más roja que tú, porque esa manzana tiene más cualidades que tú, porque esa manzana indica el comienzo de mis preguntas, de mis respuestas, de mis necesidades, de mis deseos.

Se encontraron el deseo y la pasión con la conciencia y la razón. Esa noche tenía el lema de lo que pasara se quedaba en esas cuatro paredes y así fue. La tentación a veces nos puede llevar por el camino a la locura, otras nos persigue hasta que nos damos por vencidos y entonces no hay nada que lamentar ni temer. Hoy podemos caer en las tentaciones más estúpidas y mañana en las más dolorosas pero a la vez placenteras. Hoy podemos darnos cuenta que las personas que tenemos a nuestros lado nos ponen tentaciones todos los días y a cada hora, hoy podemos darnos cuenta que las tentaciones son peligrosas cuanto menos.

Ganó el deseo, su lucha fue justificada porque aquella manzana era dulce, de sabiduría trágica, de madurez sorprendente, de un pensamiento novedoso y bastante lógico. Era cuestión de segundos que el deseo se apoderara de nosotros como si fuéramos animales satisfaciendo una necesidad no imperiosa pero que nos pierde. Cometimos el error de empezar por el centro de la manzana, de tomar esa manzana roja de fría y sabia desesperación que nos gritaba a segundos que la cogiéramos e hiciéramos de todo con ella y ese fue el error que nos llevó a donde estamos hoy. Cometimos el error de no pensar en nada más que en lo que teníamos cerca.

Las tentaciones, cuanto más prohibidas, más peligrosas, más clandestinas y más indeseables se vuelven en cuestión de segundos atractivas, envolventes, adictivas, destructivas y realmente placenteras. El placer de lo prohibido es una droga en sí. Hay personas drogadictas de la adrenalina, del sexo, del alcohol, de las apuestas, del juego, hay millones de tentaciones que expuestas todos los días a nuestros ojos a veces ganan las batallas más grandes que jamás pensamos que libraríamos.

Un amigo me dijo un día que algo cuando se vuelve tentador porque es prohibido te lleva a la desesperación por conseguir eso que tanto se desea. Lo tentador se vuelve 10 veces más atractivo y bastante lujurioso al fin y al cabo.

Cada uno tiene su droga particular su tentación en la que un día cayó y se dejó llevar al más profundo infierno para disfrutar y volver corrompido. Esas tentaciones que un día no dejamos pasar, esas tentaciones que sufrimos diariamente pero que realmente ponen en tela de juicio nuestra estabilidad emocional y más existente. Dejarse caer en una tentación es más doloroso a la larga que dejarse caer por un terraplén.

Las tentaciones son odiosas porque nos llevan a la locura, al desenfreno y a algo que realmente nadie sabe controlar y que todos temen que es la obsesión. Cuando se convierte en obsesión ha pasado todos los límites existentes y apenas podemos hacer más. La obsesión es la antesala de la locura, el preludio de tocar fondo y ver que la tentación a la que no pudiste superar, evitar o aislar ha tomado poder en tu cuerpo, ha tomado cancha en el terreno de juego y ahora la guerra se vuelve desproporcionada porque no debes pero lo haces, sucumbes a la tentación dejando que se lleve tu alma y a tu deseo con ella, dejas que la tentación te recubra con sus brazos en su plenitud para disfrutar de aquello que tanto ansías.

No es ambición, no es poder, no es egoísmo, no es lujuria, no es un pecado capital, es la tentación de algo que nos ponen en la boca y luego nos lo quitan para dejarlo en la mesa y que seamos nosotros mismos, quienes anulando nuestra identidad y nuestras creencias vayamos corriendo a coger esa tentación para disfrutar de ella.

Quier llegar a la conclusión de que las personas somos fuertes para decidir y sopesar en qué tentaciones debemos caer pero a veces cuando hemos caído en las malas o nocivas o que hacen daño simplemente la idea que tenemos de la tentación se desvanece en el momento que lo posees, se te hace llevadero, conocido, aburrido y ya no es una tentación novedosa, ya simplemente por el hecho de tenerlo lo usamos y lo dejamos para seguir en nuestro circulo vicioso e ir a por otra nueva tentación.

Como dicen, las tentaciones son peligrosas, pero más peligrosas son las personas que se deciden una vez dentro del círculo seguir haciendo daño a toda costa a las personas que quieren tu bien.
¿Te puedes excusar diciendo que no supiste resistir la tentación? Porqué es tan poderosa, no tiene forma, ni cara, ni cuerpo, porqué es tan poderosa... Un huracán que te absorbe y te deja tirado en cualquier sitio cuando se cansa. Eso es una tentación.


Oscar wilde dice: "la mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella"

Señor wilde quiero decirle que esté donde esté, eso no es del todo cierto, porque entonces todos los días estaríamos cayendo en una espiral de personas sin voluntad, sin identidad y sin personalidad, eligiendo tentaciones que son nocivas para nuestro organismo.





3 comentarios:

Anónimo dijo...

Las tentaciones son peligrosas jejeje
yo suelo ser más cobarde, prefiero huir, antes que caer en ellas... aunque más de una vez he caido, y dos, y tres...
no me justifico, pero pienso que a veces es inevitable, tampoco hay que fustigarse por ello.
Besitos!!!

I need a miracle dijo...

Creo, no se si estaré en lo cierto, que todos alguna vez hemos caído o caeremos en alguna tentación, en unos casos tentaciones sin importancia o no de tanta importancia como otras, pero en cualquier caso tentación, que luego provocará algún tipo de arrepentimiento o cuanto menos reflexión sobre la actuación de uno/a misma. Con lo cual aprenderemos a resistir ante la próxima...o no ;)

Muy buena entrada

AdP dijo...

El estoicismo no se da igual ni en todas las personas ni, en cada una de ellas, en las mismas situaciones (es posible encontrarse en contextos en las que no nos quede otra salida). Así, creo que sólo cuando tenemos un poder real de decisión podemos hablar de tentaciones.

La frase de Wilde siempre me pareció una muestra de poca fortaleza moral.

Saludos.