lunes, 19 de julio de 2010

Una nueva felicidad...




La soledad de un sitio repleto de gente. El calor de una persona que te ama.

Amantes en la madrugada, se encontraban en la terminal. Al salir el vuelo y ver el cartel de arrivals. Él no podía esperar más. En unos instantes aparece el amor de su vida por esa puerta, en unos instantes verá si esa imagen le inunda en felicidad, placer, satisfacción y deseo.

Amantes que recorrieron muchos y tortuosos caminos porque simplemente compartieron un único, ansiado, desesperado y mágico beso.

Momentos antes de verla aparecer se me secaba la boca, mi estomago cerrado ardía en llamas de lujuria y pasión. Deseaba verla, tocarla, respirar su aroma y poder sentir que está a mi lado, que me ama y consuela en la felicidad y en la tristeza.

Unos 5 minutos más debía esperar y de ese modo podría reencontrarme con la mujer más perfecta y ansiada del mundo, de mi mundo. No veo más allá que ella pues me lo dio todo, confianza, valor, rebeldía, seguridad, cariño, amor, me lo dio todo sólo con palabras, con consonantes y vocales que si me dice otra persona cualquiera no llegaría siquiera a escuchar. Renací con ella.

Mi mente y cabeza se iban sincronizando el tiempo para que en 5 minutos ella cruzara ese pasillo y yo pudiera tocarla. No iba a celebrar un espectáculo porque no soy amante del exhibicionismo, no pretendía cruzar el cordón de seguridad porque qué iban a ser unos segundos más después de verla para tocarla.

Esperé una vida entera para pagarle un avión y que me amara. Le doy todo lo que me pida y más porque se lo merece. Es la mujer más bella que he visto en mi vida. Me atrapó en su ser, me dejo ser su marioneta con sólo estar con ella.

Sólo 4 minutos más. Sólo veo gente salir del pasillo aquel, las azafatas preparándose para despedir a los pasajeros y desearles unas buenas vacaciones. Lo de ella no son vacaciones es una vida entera, una estancia en mi corazón que no tiene límite y que no quiere tenerlo.

3 minutos de desesperación, cuando empiezo a notar latir el corazón más acelerado me asusto un poco pero qué puedo hacer ya. No puedo hacer nada porque no hay marcha atrás, no quiero tener que usarla y jamás lo pienso hacer con ella.

2 minutos en los que me pongo a imaginar la ropa que tendrá, cómo llevará el pelo, cómo tendrá su piel, cómo de alta será, qué perfume llevará, todos los pensamientos que cruzan por mi mente en ese momento se limitan a imaginar.

1 minuto, en el que empiezo a ver la gente salir por el pasillo, gente a mi lado que espera a sus familiares y no sé si hay alguno o alguna que esté en mi misma situación una cosa que no le deseo a nadie.

Ahí está ella.

1'68, unos 63 kilos, morena de piel, de herencia gitana, ojos verdes ojivales, una larga melena ondulada negra, una nariz preciosa y unos labios carnosos. Tiene mechones que no se quedan en su espalda, que luchan por posarse en su pecho. Lleva una sandalias bastante que la hacen aún más alta de lo que es, un vestido largo blanco de estilo ibicenco, está cargada de un bolso y la maleta de mano.

Ahí está maravillosa, fantástica, esperada, ansiada, la mujer de mi vida, la mujer que haría todo lo que quisiera conmigo.

Fueron unos segundos, sólo segundos en los que de repente me vi saltando el cordón de seguridad y cogiéndola por la cintura para darle un beso de amistad prohibida en la mejilla, me echó la bronca pero me dio igual porque estaba con ella. Se puso colorada, le cogí la mano y a día de hoy me cuesta soltársela porque a veces creo que estoy soñando. Tanta felicidad no puede ser buena.

Él: Tres días antes de irse a NY me dio un beso. Tenía novio, pero me dio un beso. Empecé a obsesionarme porque jamás había conocido a una chica tan hermosa por dentro y fuera, empecé a amarla en la distancia y no paré hasta hoy que la hice mía.

Ella: Decidí salir de fiesta antes de irme y le di un beso a aquel chico de ojos marrones, pelo negro y mirada sincera. Todo fue por una apuesta. Tenía novio y me iba bien con él. Pero él me buscó, removió cielo y tierra para encontrarme. No fue fácil y todo por un beso de nada. Hoy me he dado cuenta que sólo te cruzas con el amor verdadero y real una vez en la vida. Una. Y debes saber cómo responder. Y ser rápida porque no creo que te dé una segunda oportunidad.
Esa locura me llevó a dónde me encuentro hoy, con dos hijas maravillosas, con una casa maravillosa y con un marido que sigue más enamorado de mi que el primer día. Nos peleamos por supuesto pero la reconciliación suele ser preciosa.

¿Qué cuál es el secreto? Que sea un amor incondicional, sincero y apasionado.







P.D: Esta es una historia real. Me la contaron en confianza y como no sabe nadie de mi entorno que este blog existe... confío en vosotros. Estas historias me hacen creer

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